LA CONDUCCION ANSIOSA
Para empezar decir que la nomenclatura de este tipo de conductor no esta definida actualmente, y que algunos llegan a nombrar conducción estresante; en la que no hay un consenso en su definición conceptual y en los fenómenos que se ubican bajo esta
denominación. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en que el estudio de la
ansiedad al conducir ha estado asociado al estudio de las experiencias de
estrés durante la conducción (Gulian, Matthews, Glendon, Davies, & Debney,
1989). Los estudios que han enfocado el tema desde esta perspectiva han
encontrado soporte teórico en la Teoría Transaccional del Estrés de Lazarus &
Folkman (1984) para la cual distintos eventos pueden generar estrés si los
individuos los interpretan como indeseables o desafiantes. Según este enfoque
el desempeño de los conductores se verá influido por el efecto interactivo de:
1.
la evaluación de las condiciones del ambiente del habitáculo del
vehículo que realiza el conductor.
2.
la evaluación que realiza de su habilidad para afrontar esas
condiciones; y
3.
la selección de una
estrategia conductual de acuerdo con las evaluaciones realizadas.
Desde esta
perspectiva se sostiene que sólo cuando la conducción es interpretada como demandante
o peligrosa el estrés se manifiesta como afecto negativo, ya sea como ira y agresión,
como ansiedad y preocupación; o como respuestas físicas como el aumento de la
tasa cardíaca y/o el aumento de la presión sanguínea. A los tres factores mencionados es posible
sumarle el impacto de estresores no relacionados con la conducción que pueden influir
en el nivel general de estrés del conductor (Gulian, Glendon, Matthews, Davies
& Debney, 1990). Distintas fuentes de estrés, consideradas problemas o
molestias cotidianos, han sido asociadas a un peor desempeño durante la
conducción.
El rol que los
factores no específicos tienen en la percepción y experiencia del estrés en el tráfico
viario llevó a Gulian et al. (1989) a formular el concepto estrés
del
conductor
(driver
stress) frente al concepto de estrés durante la conducción (stress driving). El
concepto estrés del conductor expresa que el estrés percibido en las situaciones
viales está influido por lo que sucede en las situaciones ajenas al tráfico.
Sin embargo, es
necesario señalar que los estresores cotidianos no viales no son suficientes
para entender por completo el fenómeno. El concepto estrés del conductor se define
como ‘las respuestas asociadas con la percepción y con la evaluación de la conducción
como demandante o peligrosa de acuerdo con las capacidades del individuo’
(Gulian et al., 1989). En este sentido, y en cuanto a las condiciones del
ambiente del vehículo se han identificado algunos escenarios que son
fácilmente percibidos como indeseables por los conductores. Hennessy &
Wiesenthal (1999) señalaron que el aumento sostenido del número de vehículos
sin el consecuente acompañamiento de mejoras en la infraestructura vial,
enfrenta a los conductores a potenciales fuentes de irritación y frustración
como tener que competir por el espacio existente para circular o verse atrapado
en atascos o retenciones imposibles de evitar.
Otras situaciones
viales consideradas estresantes son conducir con mal tiempo, no poder adelantar a
otro conductor, conducir por vías en malas condiciones o
desconocidas, tener que incorporarse en una vía demasiado transitada o congestionada,
circular con tráfico demasiado lento, o "ir con prisas" (Hennessy, Wiesenthal
& Khon, 2000, Matthews et al. 1999; Wickens & Wiesenthal, 2005). En cuanto
a ir con prisas o percibir falta de tiempo, Hennessy & Wiesenthal (1999) observaron
que actuaba como mediador para experimentar estrés frente a las congestiones del
tráfico.
La ansiedad durante
la conducción también ha sido estudiada como proceso psicológico desde otras
perspectivas. Algunas investigaciones han considerado a la ansiedad como una
manifestación del estrés postraumático subsecuente a participar en un siniestro
vial. Desde esta perspectiva, se estudian miedos y fobias que se traducen en la
evitación de situaciones viales (e.g., Ehring, Ehlers, & Glucksman, 2006;
Taylor & Koch, 1995).
Por otro lado, existe una perspectiva más
amplia que considera como objeto de investigación a los conductores que
experimentan ansiedad pero no han participado en siniestros, ni evitan conducir
a pesar del malestar que les produce (Clapp et al. 2010). Llamativamente,
la comparación entre conductores ansiosos con y sin historia previa de siniestros
sugirió niveles similares de miedo e interferencia funcional para ambos grupos,
pero diferencias en cuanto al foco del temor, la etiología y la comorbilidad
con ataques de pánico, agorafobia o fobia social (Taylor & Deane, 2000). No
obstante, los resultados al respecto no resultan concluyentes (Clapp et al. 2010).La
ansiedad al conducir ha estado asociada a la percepción negativa de las propias
habilidades para conducir y a comportamientos que reflejan precauciones exageradas
como reducir la velocidad al cruzar semáforos en verde o conducir muy por debajo
del límite de velocidad. Todos estos comportamientos, que pueden generar inconvenientes
en la circulación de los vehículos en el caso particular de los conductores
ansiosos pueden funcionar como compensación del malestar experimentado (Clapp
et al. 2010; Koch & Taylor, 1995; Matthews et al. 1998; Taylor & Koch,
1995). La ansiedad y el estrés durante la conducción también fueron asociadas a
la violación de las normas de tráfico, a conducir negligente, y a
comportarse de manera hostil y agresiva con otros conductores (Clapp et al.
2010; Mathews, Dorn, & Glendon, 1991).
Esto indica que la
expresión de comportamientos agresivos y las manifestaciones de ira en el
tránsito pueden estar motivadas por procesos psicológicos distintos. En todo
caso parece necesario explorar con mayor detalle las relaciones entre conducción
ansiosa, ira y conducción agresiva (Clapp et al. 2010).
En términos
cognitivos se observó que el nivel de ansiedad experimentado durante la
conducción puede afectar el procesamiento de la información proveniente tanto
del medio ambiente vial como del vehículo o del mismo conductor (Taylor, Deane,
& Podd, 2008).El incremento de la ansiedad puede reducir la capacidad para
realizar movimientos, percibir información, captar información nueva, y
realizar tareas cognitivas complejas (Silverstone, 1988).
En síntesis, la
conducción ansiosa ha sido estudiada desde dos grandes perspectivas, desde la
perspectiva del estrés del conductor, o como manifestación de malestar y
disgusto por la conducción que puede traducirse en miedo o evitación de las situaciones
de tráfico. En ambos casos, ha estado
asociada a un peor desempeño en la tarea, y a una serie de comportamientos
desadaptativos como manifestaciones de ira y agresión hacia otros conductores,
exagerada precaución, estrategias de afrontamiento deficientes o consumo de
alcohol o drogas antes de conducir. Probablemente, como consecuencia de todo esto, la
conducción ansiosa se ha asociado a la posibilidad de verse involucrado en un número
mayor de siniestros viales.
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