CONSIDERACIONES OPORTUNAS PARA LA
REALIZACIÓN DE UNA BUENA POLÍTICA CRIMINAL EN MATERIA DE SEGURIDAD VIAL
Desde el año 2007 hasta la
actualidad ha habido un incremento del
2% en la población reclusa por delitos contra la seguridad vial, y esto no es
un buen dato. Sabemos que la pena de prisión no es la respuesta adecuada a este
tipo de delitos (desde la perspectiva de la prevención en general) y hay que
buscar un fin reeducador acompañado de
programas o medidas orientadas a identificar y tratar las causas que están en
la génesis del delito, y así poder resocializar al delincuente vial e introducirle
de nuevo en la actividad viaria sin que vuelva a causar ningún problema para la
seguridad vial. Esta persona necesita reintegrarse en la sociedad aprendiendo
que su conducta es socialmente inadaptada, hay que inculcarles unos valores
comportamentales correctos y estimular el respeto hacia los demás usuarios de
las vías.
La criminología aporta a la política criminal los
factores que causan las conductas antisociales, proporcionándole elementos
suficientes para combatir dicha conducta y con una intervención directa de los
criminólogos especialistas en la seguridad vial por su amplio conocimiento en
las dos materias principales que pueden consensuar de una forma directa unas
políticas de seguridad vial adaptadas a las necesidades de la sociedad y llegar
a un punto intermedio entre las políticas anteriormente puestas en marcha (por
el Gobierno), que oscilan entre dos puntos muy distantes, ya que se ha pasado
de “tolerancia cero” a la persecución del “conductor peligroso”.
Para la realización de una buena política criminal de la
seguridad vial, debe regir los siguientes puntos:
- El objetivo final no se tiene que vasar en erradicar la delincuencia viaria, ya que será imposible llegar a este objetivo, porque todos sabemos que eso es una utopía; por eso el objetivo final tiene que ser el mantener la delincuencia vial en unos índices bajos de criminalidad y mantenerla controlada.
- Tenemos que tener en cuenta que prevenir es más que disuadir, hay que neutralizar las causas de esta delincuencia. No nos vale asustar al delincuente por medio de la amenaza de la pena, hay que actuar en la raíz del problema y solucionarlo desde ahí, LA EDUCACIÓN VIAL.
- La efectividad de los programas de prevención deben implementarse a medio y largo plazo, no se debe tener prisa por obtener los resultados, hay que esperar el tiempo que se fije y no modificar dichos programas por clamor popular y los mass media.
- Tenemos que saber que la prevención primaria es más efectiva que la prevención secundaria y éstos más efectivos que los de prevención terciaria.
- La política criminal de seguridad vial tenemos que tener en cuenta que la prevención debe contemplarse como una “prevención social”, ya que la circulación de vehículos y peatones es una interacción social por excelencia en la que estamos inmersos todos los días y empezamos a interactuar con ella nada más salir a la vía.
- Para erradicar la delincuencia vial, tenemos que empezar a actuar mucho antes de que el victimario obtenga el permiso o licencia de conducción. Y esto se hace inculcando desde niño una buena educación vial, tanto en la escuela como en la familia, ya que son los dos primeros núcleos de socialización del niño.
- Saber que no se puede, ni debe, utilizarse una prevención represiva, cuasi policial, ya que carece de actuación ante la raíz del problema.
- Hay que actuar en la confección de las vías, ya que si se evita que se pueda ir a altas velocidades, una buena iluminación, una correcta señalización, etc. se podrían evitar conductas de riesgo para la seguridad vial.
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