MEDIO Y DELITO
El territorio urbano es más que una simple concentración de edificios y calles sobre un espacio limitado. Una localidad es más que un marco de vida para sus residentes que se enfrentan diariamente a las consecuencias negativas derivadas de las aglomeraciones, la circulación, la criminalidad, etc. Algunos criminólogos han destacado que el delito es un fenómeno no muy complejo en cuya explicación no sólo hay que tener en cuenta aspectos relativos al autor, a la víctima, al objetivo, etc., sino también al lugar físico donde ocurre. (P.J. Brantingham y P.L. Brantingham, 1986). Eck y Weisburnd en 1995 concretaron que los delitos se concentran en determinadas zonas del casco urbano, y no es debido a las personas que viven en esas zonas, sino por las características de la zona que permiten más oportunidades para su perpetración.
Las medidas arquitectónicas no pueden, evidentemente, aportar una solución definitiva a la prevención de los delitos contra la seguridad vial y a los siniestros viales, pero de alguna manera pueden contribuir, al menos, a su amortiguación.
Podemos distinguir los espacios urbanos como:
- CRIMÍFUGOS: son aquellos diseños urbanos que, por sus especiales características físicas, inhiban y disuadan, o cuando menos, disminuyan la probabilidad de que sea cometido un delito.
- CRIMÍPETOS: son aquellos espacios que debido a su morfología, estructura y también características socio-demográficas pueden favorecer u ofrecer más oportunidades para cometer delitos. En seguridad vial estos espacios son los denominados Tramos de Concentración de Accidentes (TCA) que se identifican considerando el volumen de tráfico del emplazamiento, además del número de siniestros, período de tiempo y longitud del tramo.
La acción del conductor hay que situarla en un escenario real, soporte físico del sistema de tráfico; éste no es otro que la vía y su entorno. Este escenario, que representa las exigencias a las que el conjunto conductor-vehículo debe responder, está configurado por los aspectos o elementos ambientales "inalterables": la calzada o vía y el diseño de su entorno. Entre los elementos "estables" del sistema podríamos considerar los siguientes:
- La calzada o vía: incluyendo su planteamiento y construcción, trazado, pavimentación, anchura, resistencia al deslizamiento, número de carriles, la pendiente, el peralte, así como su explotación mantenimiento y rehabilitación.
- El diseño del entorno de la vía: elementos y objetos que deben considerarse componentes de la vía por su influencia en la conducción, incluyendo desde la localización de señales, bolardos, barreras protectoras, la señalización y otros objetos del mobiliario urbano, hasta el problema que plantea el diseño correcto de la señalización desde su aspecto perceptivo, tipos de letra, tamaños, situación, visibilidad e iluminación de las mismas, etc.
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