Por Isaac Llorente Blanco
He querido redactar estas líneas motivado por la reciente campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT) sobre la utilización del cinturón de seguridad y del Sistema de Retención Infantil.
Los dispositivos de
retención anteriormente expuestos forman parte de la seguridad pasiva del
automóvil, posiblemente la de mayor importancia. El cinturón de seguridad es la
medida más efectiva de todos los medios inventados hasta la fecha para reducir
lesiones a causa de un siniestro de tráfico, según la DGT es capaz de reducir
hasta un 50 por ciento de la probabilidad de sufrir lesiones graves o mortales.
Por otro lado, la
utilización del Sistema de Retención Infantil (SRI) es de vital importancia
para la protección de nuestros pequeños, una de las primeras causas de muerte
en la población infantil entre 1 a 5 años son por culpa de los siniestros de
tráfico.
Según diversas
estadísticas, sobre el 23 por ciento de los fallecidos usuarios de turismos y
furgonetas en carretera no hacían el uso de dispositivos de retención, pero no
solo el problema afecta a los conductores de los vehículos, sino que también
afectan a los ocupantes de los mismos.
Recientes estudios
sobre las víctimas de siniestros de tráfico demuestran que durante el horario
nocturno, respecto al diurno, disminuyen considerablemente la utilización de
los dispositivos de retención, incluso disminuyendo aún más su utilización, en
horario nocturno de días y vísperas de festivo, aumentando con ello el número
de fallecidos en esto días y horas de la semana.
Buscando a qué se
debe esto, se puede encontrar una explicación en la sensación de inmunidad que
la oscuridad ofrece a los conductores que no son proclives a utilizar el
cinturón de seguridad, la noche no hace visible al conductor de los vehículos,
lo que conlleva que por parte de los encargados de la vigilancia del tráfico no
puedan inspeccionar si utiliza correctamente el dispositivo de retención, y con
ello evitarse una sanción económica que conlleva pérdida de puntos en el
permiso de conducir.
Las consecuencias de
los siniestros de tráfico son de muy varios calados. Está más que claro que es
uno de los mayores dramas por la pérdida o la situación en la que queda un ser
querido, tiene grandes efectos postraumáticos de carácter físico y psicológico
de la propia víctima, allegados y familiares. El “Informe mundial sobre la
prevención de traumatismos causados por el tránsito” o tráfico advierte de los
costes directos o indirectos de los siniestros:
Respecto a los costes
directos, se incluyen aquellos relativos a las prestaciones sanitarias y de
rehabilitación, comprobando que los sinestros viales generan unos gastos a
los países de hasta un 2 por ciento en su PIB, siendo una de las mayores causas
de hospitalización, gastos radiográficos, fisioterapéuticos y de
rehabilitación.
Respecto a los costes
indirectos, se incluyen aquellos gastos o pérdidas de ingresos para los
supervivientes, sus familias y el valor del coste de ayuda domestica a las
víctimas discapacitadas.
Una vez superado el
trauma inicial por las consecuencias de un siniestro de tráfico, se aprecian
otros costes significativos. Más de la mitad de las víctimas mortales tienen
entre 15 y 44 años, normalmente estas personas se encuentran económicamente en
la edad más productiva de su vida, por lo que su fallecimiento o discapacidad
les priva a ellos y a sus familiares de recursos económicos, además de asumir
la carga de atención hacia los mismos, pudiendo terminar vendiendo sus bienes y
quedar atrapados en un endeudamiento prolongado.
Como conclusión hay
que hacer hincapié en que la utilización de los dispositivos de retención
disminuyen considerablemente las consecuencias de cualquier siniestro de
tráfico, independientemente de la
gravedad del mismo, evitando a la propia persona de ser catalogada como víctima
de un siniestro de tráfico, además de ahorrar a sus allegados y familiares, y
en mayor perspectiva a la sociedad de grandes gastos sanitarios, sociales y
económicos.
Siempre hay personas
que justifican la no utilización de estos sistemas de retención, alegando que
es dueño de su propia vida, pero quizá no sea tan cierta esta premisa. Hay que
recordar a estas personas que vivimos en una sociedad colaborativa, asumiendo
gastos solidariamente mediante el pago de impuestos, y que la no utilización de
los dispositivos de retención cargan a la sociedad de unos gastos que se pueden
evitar.
Todas estas líneas me
hacen recordar a las varias conversaciones que tuve con una persona, de nombre
Pelayo, al cual le gusta reflexionar sobre como mejorar la seguridad vial. Al
discernir de cómo se podría mejorar la utilización del cinturón de seguridad en
horario nocturno, le surgió una idea, que comparto totalmente con él, es la de
dotar de una tira reflectante a lo largo de la cinta trasversal delantera del
cinturón de seguridad, este reflectante al recibir la luz de una fuente
exterior, como pueden ser las luces de otro vehículo, refleja y puede ser vista
por los agentes encargados de la vigilancia del tráfico, para así observar si
el usuario del automóvil lleva correctamente puesto el cinturón de seguridad.
Si bien, está medida
influiría en la percepción de invulnerabilidad, generando alerta o cuidado a
los usuarios que no utilizan el dispositivo de retención, puesto que la sanción
es un método eficaz para cambiar conductas y generar hábitos, si bien, no hay
que olvidar, que el método más eficaz para adquirir una conducta social es
generar conciencia mediante la educación; la educación vial en la utilización
de los dispositivos de retención, evitando así, cuantiosos daños corporales,
psicológicos y sociales.
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