Por Andrés López, antropólogo y educador.
Algunos
países llevan años apostando por reducir la siniestralidad vial y mejorar la seguridad
vial de sus conductores, en vías por donde transcurre el tráfico a motor, y que
junto a éstos, sucede también la vida de las personas, a los que se les define
como peatón cuando se hallan en el contexto vial. Aunque se suele comentar
poco, en muchos siniestros viales se han visto implicados peatones, que bien
directa e indirectamente ha podido ser los causantes de que la siniestralidad
se produzca; o no siempre tiene porque ser así. La cuestión es que estos dos
elementos conviven todos los días, y en muchos casos, lamentablemente, se
encuentran.
Pero
cuando tras el siniestro se lleva a cabo un estudio minucioso de las posibles
causas, de los factores que han intervenido en el accidente, de cómo, cuándo y
por qué surge el desencadenante de los hechos, y todas las explicaciones que se
llevan a cabo en una investigación de tráfico. Queda por determinar las
conclusiones que deberían de ir acompañadas de perfeccionar y mejorar las
condiciones de la vía tras su investigación. Una cuestión que poco se suele
analizar porque siempre se considera que las cosas pasan porque tienen que
pasar, y donde el factor humano es determinante para que el hecho se produzca.
Es decir, que incluso a veces se naturaliza el incidente bajo una justificación
a priori.