Por Javier Flores
La Seguridad Vial en Finlandia no es un asunto que se tome a la ligera, no en vano es un país que ha visto nacer a varios campeones de distintas disciplinas automovilísticas.
La educación vial está presente en la vida de los finlandeses desde su infancia, ya que forma parte de una serie de temas transversales que se definen a nivel nacional. Estos temas deben ser incluidos en los diferentes programas educativos y deben ser tratados de manera interdisciplinar, junto con otros como “identidad cultural y dimensión internacional”, “ciudadanía participativa” o “responsabilidad frente al entorno, bienestar y desarrollo sostenible”. La introducción de esta temática en la vida escolar de los niños se asemeja a la de otros países como Francia, cuyos alumnos van adquiriendo conocimientos y habilidades que les permiten obtener diferentes permisos para poder conducir ciertos vehículos según van creciendo.
La importancia que se le da al aprendizaje en materia vial se ve reflejada, aparte de lo comentado de los centros educativos, en el proceso que se sigue y el tiempo que se invierte en formar al futuro conductor. Según hemos podido informarnos, el proceso normal de aprendizaje para obtener el permiso de conducción se divide en tres fases.
La primera fase es la más básica. Consiste en la típica formación teórica y práctica en la autoescuela, con el fin de adquirir conocimientos y habilidades que permitan enfrentarse a una prueba final donde el alumno será evaluado. Si consigue superar esta prueba, podrá obtener un permiso de conducción de carácter temporal, cuya validez es de dos años. Como dato curioso, en el examen de conducción se establece un tiempo concreto para una charla de retroalimentación entre el alumno y el examinador, con el objetivo de llegar a unas conclusiones sobre los defectos y los puntos fuertes del conductor.
Esta primera fase tiene gran similitud con el proceso que se sigue en España, incluida la existencia del permiso temporal. Pero al contrario que aquí, donde únicamente hay que esperar un tiempo a que nos envíen el documento definitivo, en Finlandia hay que continuar con el proceso de aprendizaje.
La segunda fase es mucho más práctica. Tanto, que consiste en dejar circular libremente al alumno, que recordemos que posee un permiso temporal, pero cada cierto tiempo debe volver a la autoescuela para que el desarrollo de sus habilidades al volante sea evaluado y corregido si llega el caso. También se presenta como una gran oportunidad para exponer las dudas y preguntas que el alumno tenga sobre la conducción.
Por último, la fase que se conoce como “avanzada”. Esta fase tiene lugar cuando el alumno ha estado conduciendo por un tiempo cercano a un año, y se compone de lecciones sobre conducción económica y segura, normalmente con el propio vehículo del alumno. Dentro de este tipo de lecciones están las clases prácticas de conducción en superficies resbaladizas, conducción nocturna, frenadas de emergencia en diferentes situaciones y velocidades, frenado y esquiva con la conocida como “prueba del alce”, y en general diversas situaciones en las que puede provocarse una pérdida de control del vehículo. Tras el transcurso de unos dos o tres años, según la pericia del futuro conductor, entre la primera fase y la finalización de la última, el alumno estará en condiciones de obtener su permiso definitivo y además estará preparado para hacer frente con calma y sangre fría a multitud de situaciones en las que la gran mayoría de conductores españoles nos veríamos seriamente comprometidos.
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